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In the first decades of the twentieth century, St. Louis, (Missouri), and East St. Louis, (Illinois), were home to several zinc smelters and other industrial and chemical concerns which attracted a significant number of Spanish immigrants, particularly asturianos, to the area. The Spanish colony living in the Carondelet section of south St. Louis is charmingly depicted in a somewhat unlikely source: the Annual Report of the St. Louis Public Library for 1918-1919:

Photo of English classes held for Spaniards at the YMCA in collaboration with the Carondelet branch of the St. Louis Public Library, c. 1916.

Photo of English classes held for Spaniards at the YMCA in collaboration with the Carondelet branch of the St. Louis Public Library, c. 1916.

“One particularly interesting foreign colony in St. Louis is that of the Spaniards in Carondelet.  They are miners from Asturia [sic] in Northern Spain, who left home in search for higher wages.  About 1902 many came to the United States and settled in West Virginia, Collinsville, Ill., and St. Louis. Whole families rove from one of these industrial centers to the other, and sometimes back to Spain.  The Edgar Zinc Plant, formerly operating in Carondelet and employing about 200 Spaniards was moved to Cherryvale, Kansas in 1918, so that at present the number is small, probably about 60 or 70 families.  The men are now employed at the Mineral Refining and Chemical Corporation, which is under Cuban management and the women in various wholesale firms.

The Carondelet Branch Library has made constant efforts to reach these people.  Spanish signs have been placed in the little store owned by their interpreter, and in the local Spanish club. A lantern slide advertising the Library and the English classes is shown at the picture show frequented by them.

There are two English classes at the branch library under the auspices of the YMCA.  The one for men is taught by a man, and the women’s class has as instructor a young woman who knows the people from having taught in their Catholic Mission Sunday School.  The general impression of the men’s group is that they are taking up their study in deadly earnest, one insisting on trying to read Shakespeare after only a few lessons.  The women, on the other hand, are in high spirits, laughing at their mistakes and expressing great delight when they get the words right.  Both classes are growing rapidly as the news spreads through the colony.  The pupils come early and browse among the Spanish books, feeling much more at home after this more gradual approach.  Some have had elementary schooling in Spain, others have never learned to read or write, while a few have had graded work in our schools.

Most of our Spanish books are carried to the homes by children.  When the colony has its normal population the circulation of Spanish books is very satisfactory.  In the year 1913-14, 89 Spanish books were on deposit at the branch and the circulation was 120.  In 1917-18 there were 209 books and a circulation of 939.  Part of this gain was due to wise publicity given to the library by intelligent Spaniards.  Light stories of adventures are popular; translations of Doyle, Hope Dumas and Haggard “going” much better than the old-fashioned Spanish romances.  Everything we have in non-fiction is read.

The settlement has a church of its own, Our Lady of Cordova, where the sermon is in Spanish.  The Spanish part of the congregation is, however, composed largely of women and children, for the men cannot understand why the church is not supported by the state, as in Europe.

The Spanish families in Carondelet live well.  They admire American customs and many have taken out citizenship papers” (pp. 124-126).

***

En las primeras décadas del siglo XX, St. Louis, (Missouri), y el este de St. Louis, (Illinois), fueron hogar de varias fundidoras de zinc y diversas industrias químicas que atrajeron a un número importante de inmigrantes españoles, especialmente asturianos. La colonia española asentada en la sección de Carondelet,  al sur de St. Louis, es descrita de una manera encantadora en una fuente poco común: el Reporte Anual de la Biblioteca Pública de St. Louis del periodo 1918-1919:

“Una colonia particularmente interesante en St. Louis es la de los españoles en Carondelet. Son mineros de Asturias, situada al norte de España, que abandonaron su hogar en busca de mejores salarios. Alrededor de 1902 muchos de ellos llegaron a los Estados Unidos y se asentaron en Virginia Oeste, Collinsville, Ill., y St. Louis. Familias enteras erraban de centro industrial a otro y algunas veces, de regreso a España. Una de estas empresas, la planta de Edgar Zinc que operaba formalmente en Carondelet y empleaba cerca de 200 españoles fue trasladada a Cherryvale, Kansas en 1918, por lo tanto el número de familias actualmente es de alrededor 60, 70. Los hombres están ahora empleados en la Corporación Química y Refinería Minera, que se encuentra bajo dirección cubana, y las mujeres, en diversas compañías de ventas al mayoreo.

La sucursal de la biblioteca de Carondelet se ha esforzado por acercarse a estas personas. Letreros en español han sido colocados en la pequeña tienda propiedad de su intérprete, y en los clubes locales españoles.  También, en la sala de cine frecuentada por ellos, aparece una diapositiva publicitando la biblioteca junto con las clases de inglés.

Actualmente hay dos clases de inglés en la filial de la biblioteca patrocinada por la YMCA. La clase para hombres es instruida por un hombre, y la clase de mujeres tiene como instructor a una mujer joven que conoce a las personas por haber dado clases en la Misión Católica Dominical. La impresión general que da el grupo de hombres es que se esfuerzan al máximo, uno de los alumnos incluso, insistió en leer a Shakespeare después de unas cuantas lecciones. Las mujeres, por otro lado, se encuentran con ánimos, riéndose de sus equivocaciones y celebrando con emoción cuando aciertan una palabra. Ambas clases crecen día con día al esparcirse las noticias por la colonia. Los alumnos llegan temprano y ojean los libros españoles, sintiéndose más en casa después de este acercamiento gradual. Algunos habían tenido educación formal en España, otros nunca aprendieron a leer ni a escribir, mientras que una minoría tenía ya estudios previos en nuestras escuelas.

La mayoría de los libros que tenemos en español son llevados a casa por niños. Cuando la colonia tiene su población normal, la circulación de los libros en español es muy buena. Durante 1913-1914 había 89 libros en español en la sucursal y la circulación era de 120. En el periodo de 1917-18 habían 209 libros y un tránsito de 939. Gran parte de este incremento se debió a la inteligente publicidad dada a la biblioteca por los mismos españoles. Los libros de aventuras son las más populares; traducciones de Dyle, Hope Dumas y Haggard se leen mucho más en comparación con los antiguos romanceros españoles. Todo lo que tenemos de no ficción es leído.

El asentamiento tiene una iglesia propia, Nuestra Señora de Córdova, donde el sermón se da en español . La parte española de la congregación, sin embargo, esta compuesta principalmente por mujeres y niños, pues los hombres no pueden entender porque la iglesia no se encuentra mantenida por el Estado, como en Europa.
Las familias españolas en Canderolet viven bien. Muchos admiran las costumbres americanas y varios han sacado los papeles de ciudadanos” (pp. 124-126).

7 Responses to MO

  1. Eric Smith y Fernández says:

    Hola soy miembro de la sociedad española de St. Louis, Mo. Todavía hay miembros que son descendientes de asturianosn incluyendo yo. Se hace y se vende chorizo ahí y tienen una liga competativa del juego de la rana.

  2. JoAnne says:

    Me sorprende que la biblioteca publica tuviera libros en español en aquellos tiempos. Ahora me esfuerzo a conectar nuestras familias de habla español con la biblioteca pública en nuestro barrio, que tiene muy pocos libros en español. Los niños no pueden leer en español, sólo en inglés, pero los padres leen en español, si saben leer. Las familias son de México y El Salvador.

    • espanyu says:

      Gracias, JoAnne. Sí, es muy interesante la presencia de libros en español en la biblioteca en esa época. Por otro lado, creo que el texto demuestra que una de las tareas más importantes de una biblioteca pública es crear ciudadanos leales –tarea particularmente importante en el contexto de la Primera Guerra Mundial y el Red Scare. Tengo la sensación de que los libros en español de la biblioteca podrían haber formado parte de una estrategia de atracción –“get them in the door”– para que luego los inmigrantes se pudieran aprovechar de otros programas –clases de inglés, etc.

  3. Megan says:

    Wow, no tenía ni idea. Soy una sanluisiana viviendo en Madrid y casada con un asturiano-americano que tiene familia que emigró a Tampa y formaron parte del Centro Asturiano de allí. ¿Dónde estuvo exactamente esta comunidad de Asturianos en Carondolet? ¿Quedan rastros de la fábrica, las casas, la iglesia, etc.?

    • espanyu says:

      Hola Megan. Gracias por tu comentario, y por leer este blog.
      En la ciudad de St. Louis todavía hay una Spanish Society activa, como se comenta en algún comentario anterior. ¡Incluso siguen practicando el juego de la rana! Quedan rastros, por supuesto, de todo cuanto mencionas. Te aconsejamos que le eches un vistazo a nuestra página de facebook, hemos colgado alguna foto de tu zona: http://www.facebook.com/tracesofspainintheus.

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